Por Alberto Gómez
Es demasiado pronto. Cierto. Sólo se han disputado tres carreras. Cierto. Marc Márquez sólo piensa en Moto2. También cierto. Un título es un título. Demasiada pesca como para perderse mirando al horizonte en medio del mar. Pero ya se ven reuniones entre camiones y maniobras orquestales en la oscuridad de un paddock en el que es difícil esconder pequeños secretos. Es demasiado pronto. Cierto. Pero ya emergen los primeros comentarios sobre futuro, las especulaciones, los interrogatorios. Es un año demasiado complejo más allá de los talleres o la tecnología. Los cuatro magníficos –incluyo a Valentino, siempre magnífico pese a lo que suceda de aquí en adelante- cumplen contrato. Y no hay muchas motos. Al menos de esas por las que suspiran en el motorhome todos los pilotos cuando sueñan. Y encima, por abajo, vienen chillando los críos de Moto2. Especialmente Márquez. Su exuberante pilotaje y un carácter que tiene enamorado a buena parte de la población son reclamos, aparte de si consigue el campeonato, con muchos quilates para cualquier fábrica. Especialmente para Honda. Especialmente para ella. ¿Y Yamaha? Salvo que Repsol pervirtiera su relación con Honda, algo indudable vista la fraternal relación de ambas marcas, no es el lugar elegido. ¿Ducati? Emilio Alzamora, ex piloto, no dejaría jamás que Marc se jugara su futuro con una moto que, hasta la fecha, sólo ha podido domar Stoner y que está acuchillando la reputación de Rossi. Además está Lorenzo. Dos españoles no tendrían cabida para un equipo de fábrica que, además, no está presionado por un patrocinador. Y Jorge y Lin Jarvis desean que su relación se extienda lo máximo posible. Ambos lucharon contra Valentino. Y salieron ganando. El lugar natural -repito, respetando las intenciones de Repsol- es Honda. Primero, por lo escrito más arriba. Después, porque el niño encandila a Shuhei Nakamoto y tiene un perfil similar al de Pedrosa pero incluso con más gancho mediático. En Alcañiz, el año pasado, tras preguntarle, durante una cena de HRC, a Nakamoto, sobre Márquez y su posible vinculación ya en 2012 con Honda, se rió, hizo una larga pausa y dijo. “Tiene que quedarse un año más en moto2”. Lo dijo con el paternalismo y la convicción de alguien que lo tuviera ya contratado. Curioso, porque el 99,99999% del paddock lo veía listo para debutar entre los grandes. Había que aguantar un año. Y comprobar si el reglamento cambiaba y hacia dónde. Y el otro día una reunión con Dorna y la MSMA dejó muy claro que la única vía que le queda a Honda es cambiar, de algún modo, un reglamento que Carmelo Ezpeleta no piensa variar. Honda dijo que no sólo eran ellos los interesados en eliminar la regla antirookies, que hay otros equipos que lo sugieren. En Dorna no opinan lo mismo y señalan a Honda como instigador. Márquez es demasiado valioso como para dejarlo un año relegado en una moto satélite. Porque ésa podría ser la salida natural, como con Marco Simoncelli en Gresini, o Rossi, aquel año 2000 en el que debutó con una Honda de 500 de primera fila y el equipo de técnicos que había dejado Mick Doohan con su jubilación. Pero el reglamento está instalado en un planteamiento con sólo cuatro motos de fábrica y la idea es mantenerlo. En HRC ya tienen a Stoner, que el otro día dijo que no se retiraría este año -aunque, como publicó algún medio, es algo no muy fiable-; a Pedrosa, cuestionado en muchos sitios menos por Honda (“¿Alguien lo haría mejor que Dani? Tenemos el mejor equipo posible”, me comentó Livio Suppo), a Bradl, interesante apuesta de Nakamoto con el Team de Lucio Cecchinello; y Bautista que, probablemente a final de año tendrá un rendimiento óptimo. Honda haría una moto más, pero no le dejarán. Menos ahora que Ezpeleta pretende reforzar el concepto CRT y restar protagonismo a las fábricas. El puesto de Pedrosa no peligra. Lo confirman Repsol y HRC. Y sus resultados. Estar en el podio en cada carrera no es sencillo, aunque pueda parecerlo. Y él está tranquilo, aunque le incomoda que le pregunten si cree que Márquez podría ser su recambio natural. “En mi carrera deportiva siempre que he tenido que renovar he sentido lo mismo”, dijo en Estoril. Nada nuevo, porque cada dos años surgen los nuevos interrogantes hasta que una firma lo aclara todo. “Es verdad que cuando uno tiene que renovar vale lo que haya hecho en ese momento, no lo que haya logrado en el pasado, hay que ganárselo día a día y por eso intento sacar lo mejor de mí. Tengo menos dificultades para renovar que muchos”, añadió. Una quinta moto resolvería el entuerto. Pintada de CX, de Monlau, del RACC o del FC Barcelona. En Japón ya se encargarían de darle material de primera, técnicos de primera y sueldo de primera. Sin ninguna duda. Motocuatro.com